martes, 24 de mayo de 2016

Música Chilena Colonial

                   La música popular en el periodo colonial y durante el proceso de independencia estaba influenciada por la iglesia y por las bandas militares, pues en el país había pocos instrumentos y pocos lugares donde aprender a tocar un instrumento. Durante los siglos XVII y XVIII la organización musical española se hizo presente en todo el continente Americano con rigor y uniformidad. Esta organización, regia también para el repertorio musical que había de ser interpretado en el Reino de Chile. Sin embargo, unos pocos entre los más adinerados, podían costear el lujo de los instrumentos y la música europea, aun así, la música no era una prioridad para las élites de la época.

                   En las iglesias más importantes como las catedrales de Santiago y Concepción, o La Serena y Valdivia, se cantaba música gregoriana y polifonía renacentista de las escuelas de Sevilla, Toledo y Roma, vale decir obras de Morales, Guerrero, Victoria y Palestrina.
                                      



                   La música popular también contó con un auge en esta época, los llamados "Bailes de la tierra" estaban normalmente prohibidos en los salones. En cambio, en las Chinganas que eran espacios abiertos de entretención popular, con música y comida, se bailaba La Zapatera, El Cuando, y la Zamacueca. Esta última, había llegado en 1824 desde lima, y con el tiempo evolucionaría en la Cueca. La cueca se convertiría más tarde en el baile nacional de Chile.

                     La   Catedral  de  Santiago  ejerció   la   supremacía  del  quehacer musical de la época. Derrumbada por  terremotos y  varias  veces  reconstruida, fue erigida en Catedral recién bajo el pontificado de Pio IV, pero  apenas  pasaba de  una  "modesta  iglesia  parroquial"  en  tiempos  del   gobernador  Bravo  de Saravia. En el siglo XVII la Catedral constaba de tres naves y el P. Ovalle, que la vio, dice que era "toda de piedra blanca". De ella quedaron apenas unos arcos y pilares y la  nave  del  medio, en  un  violento, terremoto  que  destruyó  la  casi totalidad de las obras arquitectónicas importantes que había en Santiago, de las que salvó hasta nuestros días solamente la iglesia de San Francisco.


             Sólo a fines del siglo XVII el gobernador Tomás Marin  de  Poveda pudo informar al rey que la  Catedral "se hallaba con el  lustre y aparato  consiguiente al  culto  divino,  y  con  todas  las  obras  necesarias  al  servicio  de  ella". Pero no pasaron muchos años cuando  ya  faltaba  el órgano y "el que  tiene  es   tan pequeño que aun el más desdichado cura del Perú  no se dignaría  tenerlo";. Un nuevo  terremoto   impulsó  la   construcción  de  una  nueva  iglesia  que  es la que sobrevive, con distintas modificaciones, hasta  hoy. Cuando recién se  inició su   construcción, un   incendio   destruyó   lo   que   quedaba   de   la  catedral vieja. Allí  pereció  mucha   ornamentación   y, prácticamente, todo   el  archivo musical que existía hasta entonces, de  resultas  de  lo  cual se  han preservado sólo obras que se compusieron e interpretaron en la Catedral desde  esta  fecha en  adelante. Esta  difícil y, a  veces, catastrófica  evolución  de  la  Catedral  de Santiago marca, como contraste, un constante y seguro progreso  en  el  cultivo de la música, que en  el  siglo XVIII se  elevó por  sobre el nivel del siglo XVII y que en el XIX, a su vez, superó el nivel del siglo anterior.

                                                                                                         

                                                                                                                Canción "Ah del Gozo"  JOSÉ DE OREJÓN 


              Al término del  periodo  colonial la Catedral de Santiago contaba con una orquesta    de     ocho    instrumentistas, incluido    el    maestro   de   capilla, que actuaba   en    las   funciones   religiosas normales y solemnes y, como  apunta  el memorialista     José    Zapiola,  "cuando funcionaba   fuera   de   esta   iglesia, se anunciaba esta novedad con  gran  júbilo a los devotos y aficionados".








                     A   comienzos   del   siglo  XVIII   las   damas   chilenas   tocaban clavicordio, espineta, violín, castañuelas, pandereta, guitarra  y  arpa. Estas  dos últimas se fabricaban en Chile. A mediados del mismo siglo, llegaron de Lima los salterlos y, a fines de éste, los primeros pianos, el primero de los cuales se  dice perteneció  a   Agustín   de  Eyzaguirre, y  era   interpretado en  su  animada   y concurrida tertulia. 

        Aparte de unos cuantos planos, al comenzar del siglo XIX existían en Chile entre 50 y 60 claves, 20 a 30 arpas, algunas espinetas y una innumerable cantidad de guitarras.

          Clavicordio                                                                                        

            Arpa

      



           La música es un patrimonio cultural intangible ya que no se puede tocar con las manos, no es material. El patrimonio cultural intangible es todo aquél que se percibe con los demás sentidos que no son el tacto.  
      
             La música es un patrimonio y es importante mantenerlo porque es parte de la historia y herencia cultural del pueblo. Esto te permite tener un pasado y una identidad o en otras palabras, una historia que es una de las cosas que más engrandecen a las naciones. Nosotros como nación, tenemos un pasado, un presente y esto debe de traducirse en que nuestro deber es conservar la cultura que recibimos de nuestros ancestros y debemos de acrecentarla para las generaciones futuras, así como nuestros antepasados hicieron para que llegase a nuestros días.  


            La música siempre ha formado uno de los elementos principales en la formación de la cultura, y a su vez puede influir en costumbres y emociones de las personas. Durante la historia la música ha sufrido grandes cambios, que se pueden dar en los cambios de ritmos musicales.
              Los adolescentes son los más propensos a ser influenciados por los nuevos estilos musicales, ya que la música constituye su identidad, el vestuario, los peinados, el lenguaje, entre otras cosas.