La música popular en el periodo colonial y durante el proceso de
independencia estaba influenciada por la iglesia y por las bandas militares,
pues en el país había pocos instrumentos y pocos lugares donde aprender a tocar
un instrumento. Durante los siglos XVII y XVIII la organización musical
española se hizo presente en todo el continente Americano con rigor y
uniformidad. Esta organización, regia también para el repertorio musical que
había de ser interpretado en el Reino de Chile. Sin embargo, unos pocos entre
los más adinerados, podían costear el lujo de los instrumentos y la música
europea, aun así, la música no era una prioridad para las élites de la época.
En las iglesias más importantes como las catedrales de Santiago y
Concepción, o La Serena y Valdivia, se cantaba música gregoriana y polifonía
renacentista de las escuelas de Sevilla, Toledo y Roma, vale decir obras de
Morales, Guerrero, Victoria y Palestrina.
La música popular también contó con un auge en esta
época, los llamados "Bailes de la tierra" estaban normalmente
prohibidos en los salones. En cambio, en las Chinganas que eran espacios
abiertos de entretención popular, con música y comida, se bailaba La Zapatera,
El Cuando, y la Zamacueca. Esta última, había llegado en 1824 desde lima, y con
el tiempo evolucionaría en la Cueca. La cueca se convertiría más tarde en el
baile nacional de Chile.
Sólo a fines del siglo XVII el gobernador Tomás Marin de Poveda pudo informar al rey que la Catedral "se hallaba con el lustre y aparato consiguiente al culto divino, y con todas las obras necesarias al servicio de ella". Pero no pasaron muchos años cuando ya faltaba el órgano y "el que tiene es tan pequeño que aun el más desdichado cura del Perú no se dignaría tenerlo";. Un nuevo terremoto impulsó la construcción de una nueva iglesia que es la que sobrevive, con distintas modificaciones, hasta hoy. Cuando recién se inició su construcción, un incendio destruyó lo que quedaba de la catedral vieja. Allí pereció mucha ornamentación y, prácticamente, todo el archivo musical que existía hasta entonces, de resultas de lo cual se han preservado sólo obras que se compusieron e interpretaron en la Catedral desde esta fecha en adelante. Esta difícil y, a veces, catastrófica evolución de la Catedral de Santiago marca, como contraste, un constante y seguro progreso en el cultivo de la música, que en el siglo XVIII se elevó por sobre el nivel del siglo XVII y que en el XIX, a su vez, superó el nivel del siglo anterior.
Canción "Ah del Gozo" JOSÉ DE OREJÓN
Al término del periodo colonial la Catedral de Santiago contaba con una orquesta de ocho instrumentistas, incluido el maestro de capilla, que actuaba en las funciones religiosas normales y solemnes y, como apunta el memorialista José Zapiola, "cuando funcionaba fuera de esta iglesia, se anunciaba esta novedad con gran júbilo a los devotos y aficionados".
A comienzos del siglo XVIII las damas chilenas tocaban
clavicordio, espineta, violín, castañuelas, pandereta, guitarra y arpa. Estas dos últimas se fabricaban en Chile. A mediados del mismo siglo, llegaron de
Lima los salterlos y, a fines de éste, los primeros pianos, el primero de los
cuales se dice perteneció a Agustín de Eyzaguirre, y era interpretado en su animada y concurrida tertulia.
Aparte de
unos cuantos planos, al comenzar del siglo XIX existían en Chile entre 50 y 60
claves, 20 a 30 arpas, algunas espinetas y una innumerable cantidad de
guitarras.
Arpa
La
música es un patrimonio cultural intangible ya que no se puede tocar con las
manos, no es material. El patrimonio cultural intangible es todo aquél que se
percibe con los demás sentidos que no son el tacto.
La
música es un patrimonio y es importante mantenerlo porque es parte de la
historia y herencia cultural del pueblo. Esto te permite tener un pasado y una
identidad o en otras palabras, una historia que es una de las cosas que más
engrandecen a las naciones. Nosotros como nación, tenemos un pasado, un
presente y esto debe de traducirse en que nuestro deber es conservar la cultura
que recibimos de nuestros ancestros y debemos de acrecentarla para las
generaciones futuras, así como nuestros antepasados hicieron para que llegase a
nuestros días.
La música siempre ha formado uno de los elementos principales en la formación de la cultura, y a su vez puede influir en costumbres y emociones de las personas. Durante la historia la música ha sufrido grandes cambios, que se pueden dar en los cambios de ritmos musicales.
Los adolescentes son los más
propensos a ser influenciados por los nuevos estilos musicales, ya que la
música constituye su identidad, el vestuario, los peinados, el lenguaje, entre
otras cosas.